En nuestra última mañana en Bangalore, nos hemos despertado temprano para poder partir hacia nuestro último destino, Anantapur, donde conoceremos más sobre la fundación Vicente Ferrer. Estábamos algo dormidos pero ilusionados con esta nueva experiencia. Todos los trabajadores del hotel y los habitantes de la ciudad nos han despedido con mucho entusiasmo y deseándonos mucha mierda (literal).
Tras el percance con nuestros amigos plumíferos, nos hemos montado el autobús rumbo a nuestro próximo destino. La carretera estaba en muy buen estado y unos más que otros hemos aprovechado para echar una cabezadita. El viaje se nos ha hecho más corto de lo esperado, ¡ni rayo Mcqueen asfaltó tan bien la carretera de Radiador Springs!
Al llegar a la fundación, nos hemos sentido como en casa. Desde el primer momento, nos han recibido hablando en castellano (por favor no más “broken english”), con comida sin picante (de la que nos gusta de verdad). Nos han dividido en habitaciones de chicos y chicas y hemos empezado a disfrutar del entorno.
Hemos aprovechado para reponer fuerzas, una buena siesta, y dar una vuelta por todos los jardines y rincones de la fundación, aprovechando nuestro tiempo libre. Este espacio dispone de parques, muchas casitas y un pequeño museo que cuenta la historia de Vicente Ferrer y todos los proyectos que hay en India.
Las mujeres colaborando con la fundación no han dudado en darnos todos los detalles sobre su vida.
Por otro lado, hemos dejado sin stock las tiendas de productos locales que producen las mujeres de la fundación. Había más cola que el primer día de rebajas en Zara. Bolsos, pañuelos, carteras… todo muy vistoso y colorido. Nos vamos llenos de recuerdos a España.
Después de una charla informativa de nuestros dos días en Anantapur, los cuales van a estar llenos de aprendizajes y vivencias, hemos visitado la exhibición de la historia de la Fundación Vicente Ferrer que está disponible en el propio recinto y más tarde hemos dado una vuelta por el pueblo. Para comenzar, hemos atravesado la carretera. Parece que ya nos vamos haciendo con el tráfico indio. Aunque, más que un paseo parecía un encierro (bienvenidos San Fermines Indios). Durante el paseo, la gente del pueblo ha sido muy amable con nosotros, saludándonos a cada paso, hemos aprendido más de la cultura india y hemos visto un templo, acompañados por las tan alabadas vacas.
A nuestro regreso, hemos estado jugando a cartas, charlando sobre la vida, cotilleos y planes futuros. Estamos seguros de que el viaje nos va a unir como grupo y gracias a esto compartimos más cosas entre nosotros.
Hemos podido cenar disfrutando de la terraza del comedor, garbanzos, gazpacho, arroz con champis y fruta. Nos vamos a la cama pensando qué nos deparará mañana, un nuevo día en India.
India DBS IMS 